Me desperté a las dos de la tarde era mi primer día de vacaciones, ya llevaba cinco meses con Miguel. Cada vez se acercaba más el momento de irme a Estados Unidos y no sabía lo que hacer. Miguel no estaba, me había dejado una nota.
Cariño, me he ido a trabajar, te he dejado café hecho y unas tostadas, te quiero.
Miguel.
Mi niño, era tan lindo… me tomé el desayuno y me fui a comprar algo para hacer una noche romántica.
Compré unas lasañas congeladas y una tarta, unas velas y me pasé por Woman Secret.
Me compré un sujetador y un tanga sexys sólo para él.
Pasamos una noche estupenda, cuando él se fue a dormir cogí un folio y le escribí una carta para que siempre la llevara con él y se acordara de mí.
Mi vida
Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, te quiero con locura y espero que esto dure para siempre, no sé como se puede llegar a querer tanto a una persona, sé que siempre estarás a mi lado en lo bueno y en lo malo. Gracias por todo lo que me das y por todo lo que haces, quiero despertarme por la mañana ver esos ojos verdes mirándome fijamente, quiero que por las noches me hagas tuya y por un momento hacernos la misma persona.
Te amo Cristina.
Se la dejé en su mesilla de noche y me acosté. Por la mañana me desertaron unos suaves besos en mi nuca.
-Gracias cariño.
-¿Lo has leído ya?
-Si. Y es lo más bonito que me han hecho jamás.
Le besé y el me abrazó.
El primer mes de verano pasó volando y por fin a Miguel le dieron los quince días de vacaciones.
En la cama me encontré un sobre con dos billetes para… ¡Ibiza! Fui corriendo al salón, Miguel estaba viendo la televisión, corrí hacia él y le besé con dulzura.
-Me encanta gordo, tengo que ir de compras, llamaré a Alicia para que me acompañe.
-Vale, yo me quedo aquí que tengo que arreglar unas cosillas.
-Vale amor, te quiero mi vida.
Me compré de todo un bikini, un bañador, tres trajes compañeros al bikini y el bañador, unas gafas de sol, ropa para salir… de todo.
Nos fuimos al día siguiente, Ibiza era una pasada. El hotel me encantaba, tenía una cama de matrimonio enorme.
-¿Te gusta?
-Mucho.
-Venga ponte el bikini y nos vamos a comer.
-Vale.
Me puse el bikini blanco con el traje azul, iba monísima. Miguel se puso un bañador y una camiseta.
-¿A dónde vamos?
-Ya lo verás.
Me llevo a una playa de las que salen en la tele y nos tomamos cosas carísimas, no sé como lo podía pagar.
-¿Cómo vas a pagar todo esto?
-Un truquillo que tengo por hay.
Esos quince días en Ibiza fueron inolvidables, creo que me enamoré más de él aunque creía que era imposible.
Llegamos a Madrid a finales de Agosto, y en Septiembre tendría que irme a Estados Unidos.
La noche que llegamos me acordé de que me quedaban a penas dos semanas para estar con Miguel, lloré como una magdalena, menos mal que Miguel estaba dormido y no se dio cuenta. Lo quería mucho y me moriría si además le hiciese daño por mi jodido sueño. Sé que era una oportunidad que ocurre una vez en la vida pero ¿Por qué ahora? ¿Por qué a mí?
Me quedé dormida sobre las cinco de la mañana. Me desperté sobre las dos, Miguel estaba en la terraza fumándose un cigarro, ya había preparado la comida. Salí para ver lo que hacía y me di cuenta de que tenía los ojos rojos de haber llorado.
-¿Qué te pasa?
-¿A mí? Nada.
-No me mientas, sabes que te voy a ayudar en todo lo posible.
Miguel me miró y me sonrió, una sonrisa con pena y una lágrima le recorrió la mejilla.
-Nada, que te voy a echar de menos.
-Si quieres me quedo, tu has sido quien me ha obligado a ir.
-No, tú vas, y me tienes que traer un regalo.
-Vale…
Me acercó a él y me sentó en sus piernas, me besó y nos quedamos viendo el paisaje.
-Bueno vamos a comer.
Comimos y me puse a hacer las maletas para Estados Unidos, Miguel me ayudó y llamé a mis padres para preguntarle si iban a venir a despedirme y me dijeron que por supuesto.
Hicimos ya las maletas y nos pusimos a limpiar un poco la casa ya que estaba echa un desastre.
Miguel me abrazó y me dio un dulce beso en el cuello. Llamaron a la puerta, eran Xavier y David.
-¡¿Qué hacéis aquí?!
-Pues no hemos enterado de que dentro de dos semanas te vas a Estados Unidos y hemos venido a despedirnos, aunque en el aeropuerto también vamos a estar.
-¡Pasad!
Nos tomamos unas Coca-Colas y se fueron a las doce y media de la noche.
Las dos semanas se me pasaron voladas y por fin llegó ese día que nunca quise que llegara, Miguel me despertó a las siete como le pedí, estuvimos media hora abrazados, yo no paraba de llorar.
-No llores más, que eras como dentro de nada estás aquí.
-Son dos años…
-Venga ve a arreglarte que no te a va a dar tiempo.
-Vale.
No hay comentarios:
Publicar un comentario