jueves, 23 de junio de 2011

capitulo 21

Me desperté para ir a case, me encontré un regalo a los pies de mi cama era de Xavier una camisa que vi un día que iba con él. Era un encanto. Salí de la habitación y David estaba con un paquete en la mano.
-¡Felicidades!
-Gracias.
Era una cámara, estaba chulísima. Me cambié y me fui a clase. Román me regaló una pulsera y Alicia un collar compañero.
Por fin terminaron las clases y ¿a que no sabéis quién me vino a buscar? Miguel.
Estaba muy enamorada de él, nunca había querido tanto a alguien.
Nada más verlo le di un besazo, lo quería y no podía vivir sin él.
-17 años ya eh.
-Si, igual que tú.
Me volvió a besar y me dio un regalo, era un folio y no me podía creer lo que era, se había buscad un trabajo y un piso aquí y quería que me fuera a vivir con él.
-¿Quieres?
-¡Por supuesto! Pero yo también buscaré un trabajo.
-No, esto quiero hacerlo por mí mismo, nada de ayudas, tú a estudiar.
-Jaja, te quiero.
-Venga que quiero enseñarte el piso.
El piso estaba muy cerca del parque y aunque tenía solo una habitación era perfecto, ya estaba amueblado y era muy romántico.
-Me encanta.
-¿De verdad?
-Claro.
Le besé, y le abracé, no me lo podía creer teníamos nuestra propia casa.
-Tengo que ir a por mis cosas.
-Ya lo he hecho yo.
-Mi amor, eres perfecto.
-Tú lo eres más.
Yo cerré la puerta y le di una palmada en el culo, puso una sonrisa picarona y fue detrás de mí, parecíamos dos niños chicos, me cogió por detrás y me tiró a la cama.
En ese momento, hicimos, lo que se dice “estrenar la cama”.
-¿Qué quieres de comer que te lo preparo?
-Mm. No sé, una sorpresa.
-Vale, espera aquí y lo preparo.
Se levantó de la cama, con ese cuerpazo al descubierto, se puso los caloncillos y los pantalones y se fue a la cocina.
Yo me duché y me puse su camiseta, ya que no tenía ganas de arreglarme.
-¡Cris, a comer!
-¡Voy!
Me hice una coleta y me fui a la cocina.
-Filete, con patatas, sencillo y bueno.
-Jaja, gracias.
-Gracias ti.
Comimos y nos fuimos a ver la tele, yo me quedé dormida hasta las seis más o menos, me llamaron toda la familia para felicitarme y me fui a hacer los deberes.
Terminé a las ocho y fui a despertar a Miguel, estaba reventado, se notaba.
-Gordo, venga despierta que son las ocho y luego no te puedes dormir.
-Voy…
-Venga…
-¡Que voy!
Yo me senté en el sillón y esperé a que se despertara de una vez.
-Madre mía, que tarde…
-Cariño, estás cansadísimo, venga dúchate y mientras preparo la cena y recojo.
-No, yo te ayudo es tu cumpleaños.
-Déjate de tonterías anda.
Se fue a duchar y yo recogí todo, a las nueve y media terminé y me puse a hacer la cena, sobre las once terminamos de cenar y Miguel se fue a dormir.
-Bueno, me voy a la cama ¿te vienes?
-Ahora voy.
Me asomé a la terraza, el cielo estaba lleno de estrellas, era muy romántico. Me volví a meter en el piso y me fui a la cama.
Me desperté a las seis de la mañana con Miguel, estaba muerta de sueño, me duché y me pinte para ir a clase.
-Mira que eres guapa, joder.
-No seas tonto, anda…
-No lo soy, es la verdad.
-Ponte un babero que se te cae la babita.
Me abrazó y me dio un dulce beso.
-Venga te llevo a clase.
-Ok.
Cogí las cosas y nos fuimos.
-Que tengas un buen día.
-Igualmente.
Le di un beso dulce y rápido y me fui a clase. María, la subdirectora vino hacia mí.
-Cristina, la directora quiere hablar contigo.
Mierda, ya la había cagado, como siempre. Llegué a la puerta y llamé temblando.
-Pasa.
-Hola, me habían dicho que quería hablar conmigo.
-Si, mira Cristina, eres la que mejor saca las notas de todo bachillerato, y nos han ofrecido una beca para que uno de nuestros alumnos se vaya a hacer el último curso de bachillerato y un año de prácticas a Estados Unidos y habíamos pensado, con el consentimiento de tus padres, por supuesto darte a ti la beca.
Yo me quedé paralizada, mi sueño de ir a Estados Unidos se había hecho realidad.
Pero dejaría todo el mundo, mi familia, mis amigas, a Miguel… no podía dejarlo después de todo lo que ha hecho por mí.
-Vamos a dejar que lo pienses pero por favor me lo tienes que decir la semana que viene.
-Vale.
Terminaron las clases, y no quería ver a Miguel, tenía que contárselo pero no sabía como…
-Hola princesa.
-Hola.
Me subí a la moto y una lágrima recorrió mi mejilla, por suerte Miguel no se dio cuenta.
Llegamos al piso y puse una sonrisa para que no se diese cuenta.
-Preparo hoy yo la comida ya que ayer preparaste tú la cena.
Hizo unos espaguetis y puso un poco de fruta para el postre. Mientras comía intentaba no hablar mucho ni mirarle, ya que si le miraba me derrumbaría.

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