jueves, 23 de junio de 2011

capitulo 17

Me desperté a las nueve, ya tenía todo recogido y preparado para ir a Córdoba, tenía muchas ganas de ver a la familia y sobre todo a Miguel… Necesitaba sentir su olor, sentir que esos ojos me miran de reojo para saber que siempre estoy bien, necesito quedarme hasta las tantas sentada en los escalones del porche hablando con él.
Le quería, que digo lo quería, lo amaba…Y me lo habían quitado, era de otra chica, su cuerpo, su aliento mañanero que te recorre por la nuca con suavidad…
Un escalofrío me recorrió el cuerpo y me levanté. Me puse guapísima para cuando viera a Miguel, aunque no servía de nada.
Esta vez en el tren no se sentó nadie a mi lado.
En la estación Miguel me esperaba con una amplia sonrisa y cuando lo vi le di un gran abrazo, por fin… por fin lo tenía entre mis brazos, por fin podía oler su colonia y tocar su pelo sedoso y podía mirarle a esos ojos que te dejan hipnotizada.
-Deja que te ayude con las maletas.
-Gracias.
-¿Me habrás traído un regalo?
-Mierda…
-Era broma eh…
-No te he traído uno, te he traído dos.
Con la suerte de tener un fotógrafo de compañero de piso cogí una foto que nos hicimos en su casa tumbados en el sofá para que la retocara y luego la imprimí en grande y la enmarqué.
Y luego otro era un llavero que ponía Madrid y el último una funda para su Iphone y otra para su Blackberry con nuestra foto. Quedaron chulísimas.
-Bueno pues yo te he traído un regalito…
Me dio una caja rosa y la abrí rápidamente.
-¡Tú Blackberry!
-Se que querías una…
-No quería una…
-¿A no?
-Quería tú Blackberry.
Le di un fuerte abrazo y un beso en la mejilla. Cogí la funda del Iphone y de la Blackberry y se la puse y cogí el Iphone de Miguel y le puse la funda.
-Que bonitas.
-Lo sé.
-Jaja, se notaba que no estabas aquí…
-¿Enserio?
-Si, por alguna razón que no llego a entender te echaba de menos…
Cogido un taxi y me llevó a mi casa, saludé a todos y les conté de todo nos dio las nueve de la noche…
-Vaya, que tarde es.
-Es verdad, voy a prepara algo de cenar.
Mi hermano se fue a ayudar a mi madre y mi padre se puso a leer el periódico.
Miguel empezó a mandar mensajes, se notaba que tenía novia.
-Si quieres vete eh.
-¿Te vienes y te presento a Ruth?
-No quiero molestar.
-No es ninguna molestia ella te quiere conocer.
No tenía ninguna gana, ver al chico de mis sueños, con otra.
-Bueno, vale.
Se lo dije a mis padres y ellos me dejaron ir.
En el portal nos esperaba Ruth, era más guapa aún que en la foto, era alta, pelo rubio y ojos azules, tenía el pelo largísimo y una sonrisa perfecta.
Yo me puse roja, no podía competir contra ella.
Pasamos una noche estupenda, o eso intentaba que pareciese. En realidad lo pasé fatal, todo el rato haciéndose cariñitos y todo eso, me jodía un huevo.
Miguel me dejó en la puerta de mi casa.
-¿Te lo has pasado bien?
-Si…
-Dime la verdad…
-Bueno, me ha jodido un poco…
-Se notaba, pero quiero que sepas una cosa, que se que crees que ya no te quiero, que no siento nada por ti, pero lo que más me gustaría en este mundo es poder despertarme todos los días contigo.
Empecé a llorar, no sabía por que…
-Eh, no llores por favor.
Me abrazó y me puso contra su pecho cálido, su corazón latía a mil y me encantaba oírlo.
-Me tengo que ir a dormir…
-Quédate en mi casa a dormir.
-Pero Ruth…
-Para que engañarnos, no la quiero, solo te quiero a ti, y quiero morir a tu lado.
Me dirigía a su casa, no había cambiado nada.
Me dio una camiseta suya, olía irresistiblemente bien…
Vimos unas películas, él uno abrazado al otro…
Me intentó besar, pero yo lo aparté, no quería que por mi culpa no pudiese estar con Ruth.
-¿Qué te pasa?
-Joder, no puedo, tú estás con Ruth, cuando no estés entonces hablamos, pero no se te ocurra cortar por mí.
-No lo entiendo, te he dicho que te quiero, que daría la vida por ti y quieres esperar a que corte con Ruth…
-Lo siento…
El me abrazó y me susurró al oído:
-Gracias.
-¿Por qué?
-Porque sé que me respetas y que me quieres de verdad.
Me tumbé en el sofá y me quedé frita.
Me desperté a las once de la mañana, estaba tapada en la cama y olía a tortitas.
Me asomé corriendo, y me encontré a…
-Hola Ruth…
-Hola.
Miró a Miguel y luego a mí.
-¿Puedes venir un momento Miguel?
-Si.
Ruth y Miguel se metieron en el baño a hablar… Me sentía fatal, había echado todo a perder, soy un puto desastre.
-¡Vete a la mierda!

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