jueves, 23 de junio de 2011

capitulo 12

-Jaja, si que bailo bien… cuando quieras te lo de muestro.
-¿Por qué no me lo demuestras ahora?
Yo le cogí la bolsa y me dirigí a mi habitación, para ponérmelo. Cuando terminé puse música sexy y salí al salón por lo que vi, ya habían traído las pizzas.
Miguel estaba sentado en el sofá comiéndose un trozo de pizza.
Cuando me vio con la ropa se quedó alucinando.
-¡Guau!
-Lo sé, estoy buenísima.
-Bueno, ¿me vas a bailar o qué?
Yo empecé a hacer un baile sensual, moviendo las caderas y arrastrándome por el suelo, tipo Shakira.
Me acerqué lentamente a Miguel y le di un beso en el cuello.
Apagué la música y me senté al lado de Miguel.
-¿Qué, bailo bien?
-De puta madre.
-Me encanta que pueda hacerte estos bailes, y aunque te guste, ante todo está la amistad.
Miguel se apretó más el cojín que tenía entre las piernas.
-¿Qué te pasa?
-Nada.
Le quité el cojín y tenía una tienda de campaña enorme. Yo me empecé a reír y Miguel se puso rojo.
-Jaja, te pongo y mucho…
-Que quieres que le haga soy un hombre.
Yo no podía parar de reír.
 -Mejor me voy poniendo algo más de ropa.
-Si, será mejor.
Yo me cambié y fui de nuevo al salón, parecía que a Miguel se lo había pasado un poco.
-¿Mejor?
-Si…
Yo le di un beso en la mejilla y me empecé a tomar la pizza.
Vimos unas cuantas películas hasta por la noche, yo veía un poco nervioso a Miguel y entonces me di cuenta… fumaba poco pero dos días es mucho…
-Si quieres puede fumarte un cigarro a mi me da igual.
-Gracias.
Se encendió un cigarro y le dio una calada. Me miró y me puso una medio sonrisa.
-¿Quieres?
-No, gracias que asco.
-Entonces ya no me querrás besar más de broma… te doy asco.
-Tú no, el tabaco, pero seguro que tu boca sabe mejor.
Yo me acerqué y le di un beso, naturalmente, su boca sabía mejor. Éramos muy buenos amigos, por eso no me importaba darle besos, ya que para mí no significaban nada.
Miguel cogió su móvil y empezó a escribir un sms, lo envió y mi móvil empezó a vibrar. Yo le miré y el puso una amplia sonrisa.
“Me gustas mucho, pero no se como decírtelo, te lo demostré antes de que te fueras a Málaga.”
Yo le contesté
“Feo, tú también me gustas, pero no quiero que pase nada en nuestra relación de amigos, te adoro.”
Él lo leyó y me puso una medio sonrisa.
-Es tarde, es mejor que nos vayamos ya a la cama.
-Vale.
Recogimos todo, nos pusimos los pijamas, bueno yo me puse el pijama, Miguel se quedó en calzoncillos. Entró en la habitación, con ese cuerpo que te ponía a cien y esos ojos que brillaban con la luz de la lámpara, tenía el pelo alborotado y los ojos cansados.
-Buenas noches.
-Oye, feo ¿tú eres virgen?
-Si, ¿Por qué lo pregustas?
-Por nada…
Estaba acostada en la cama con un tío que estaba buenísimo y estaría dispuesto a lo que sea por estar conmigo. Yo me abracé a él y fui haciéndole cosquillas por el brazo, vi como se le ponía el vello de punta. Me agarró la mano bruscamente.
-Para.
-¿Por qué? son solo unas cosquillas.
-Lo otro fue también solo un baile.
Entonces me di cuenta, le ponía. Me puse encima suya y empecé a besarle, lo necesitaba, nos fundimos cada uno en el cuerpo del otro y aquella noche se puso al rojo vivo.
Me desperté al día siguiente muy temprano, eran las siete y media de la mañana, miré a Miguel, no podía creerme lo que acaba de hacer, no podía ser cierto.
Me levanté de la cama y me fui corriendo al cuarto de baño, me senté en el suelo y me puse a llorar. Lo había echado todo a perder, nuestra amistad ya no iba a ser igual.
Miguel se levantó de la cama, y llamó a la puerta-
-Fea, ¿te pasa algo?
Yo me sequé las lágrimas puse buena cara y salí del baño.
-No, ¿Por qué?
-Por nada…
Me abrazó y me dio un beso en la mejilla.
-Somos tontos.
-¿Por qué?
-Porque los dos estamos loquitos el uno por el otro, y aún así no salimos juntos…
-No quiero estropear nuestra amistad, aunque sé que ya la he estropeado, y además dentro de dos días me voy a Madrid, y sería un poco tonto.
-Lo sé.
-¿Te puedo pedir un favor?
-Dime.
-Quiero que mi última noche aquí sea igual que esta.
El se rió y me cogió en brazos, me tiró en la cama y me empezó a hacer cosquillas.
Los dos estábamos en ropa interior, a mí no me importaba, y parecía que a Miguel tampoco. Parecíamos dos niños chicos, jugando al pilla-pilla por toda la casa, a la Wii.
Me lo pasé genial.
Llegó mi última noche en Córdoba, yo estaba nerviosa, Miguel había preparado su cuarto con velas y pétalos.
-Que conste, que esto no quiere decir que seamos novios.
-Que si pesada…
El me abrazó y me besó por los rincones más rebuscados, era mucho más dulce que Fede, siempre me preguntaba, si me dolía o si quería que parase, yo naturalmente le dije que estaba a gusto.



No hay comentarios:

Publicar un comentario