jueves, 23 de junio de 2011

capitulo 27 (Fin)

-No lo creo, lo sé.
Le cogí de la mano y me di cuenta de cómo nuestras manos encajaban perfectamente.
-Te quiero.
-No hace falta que me lo digas más, ya lo sé, y sabes que yo también te quiero.
-Puedo repetírtelo mil millones de veces más, pero nunca serán las suficientes.
-Con que tú estés a mi lado, es suficiente.
-Eso ni lo dudes, siempre estaré a tu lado, SIEMPRE.
Yo le abracé y me apoyé en su pecho, su corazón latía lento y seguro y su respiración iba acorde con la mía.
Y por fin llegó él día tan esperado, mi vestido de blanco, todo el mundo con sus trajes largos y sus peinados.
Mi madre estaba nerviosísima, no paraba de un lado para otro.
-Mamá ¿puedes parar? Me estás poniendo más nerviosa de lo que estoy.
-Lo siento hija, es que te estás haciendo tan mayor…
-Ya lo sé…
Terminaron de arreglarme y me subí al coche.
Cuando bajé nadie estaba en la puerta, mi padre era el único que me esperaba emocionado.
-Estás preciosa hija.
-Tú también, papá.
Entré en la iglesia y todo el mundo se puso de pie, Miguel se dio la vuelta, estaba guapísimo vestido de chaqué, me miró con ese brillo especial en los ojos y cuando llegué al altar, me dio un beso en la mejilla.
-Te quiero.
Me dijo susurrando.
-Y yo a ti.
Nos dimos el si quiero y nos montamos en el coche para irnos al hotel.
-Pues ya está eres mi esposa.
Yo le sonreí y le besé.
Llegamos y mi madre me ayudó a subir para cambiarme y ponerme el traje de la fiesta.
El baile con mi padre fue muy especial, mi padre me sujetaba con firmeza y me miraba con cara de orgulloso.
Luego bailé con Miguel, fue precioso, no sabía que bailara tan bien.
Y por fin llegó el momento de nuestra noche de bodas, cogimos un avión al Caribe y estuvimos en un hotel precioso dando al mar, aquella noche, fue la primera como marido y mujer.
Me desperté sobre las doce y media, el desayuno estaba puesto en el salón y Miguel estaba leyendo el periódico, su torso desnudo con unos simples boxers negros, me encantaba, quien diría que con veinticinco años me casaría, y más con Miguel.
Le di un beso y me fui a la terraza a desayunar, el paisaje era precioso, la arena blanca, el agua cristalina, el sol dorado haciendo que mi piel se iluminase…
Miguel se sentó a mi lado y me cogió de la mano.
-¿Es bonito eh?
-Me encanta…
Cerré los ojos y dejé que el olor a mar y el sonido de la respiración de Miguel me tranquilizasen durante unos segundos.
A las dos nos bajamos a comer y luego nos fuimos a la playa, Miguel no me dejaba ni un segundo sola.
Me senté en la orilla y dejé que las olas jugaran con mi cuerpo.
Miguel vino corriendo y me cogió en brazos.
Me tiró al agua y empezó a partirse de risa.
-No me hace gracia sabes…
-A mí si…
Se acercó a mi y me agarré a él lo más fuerte posible.
-Tranquila que no pensaba dejarte aquí tirada ni nada por el estilo… aunque ahora que lo pienso…
Yo le callé con un beso, sus ojos verdes brillaban con la luz del sol y me parecía irresistibles.
El me empezó a bajar la parte de a bajo del bikini.
-¿Qué haces?
-Venga ya son las diez de la noche, no hay nadie ¿no me dirás que no te da morbo?
El me empezó a besar y le verdad es que fue la cosas más romántica que había hecho con mi marido. “Marido” todavía se me hace raro decir esa palabra…















capitulo 26

Llegué al aeropuerto y todo el mundo me estaba esperando, dios que mayor estaba mi hermano, ya me podía coger en brazos y mis padres se pusieron a llorar. Yo también me puse a llorar y lo vi… estaba apoyado en un banco, con una chaqueta aquera y el pelo despeinado, estaba guapísimo, fui corriendo hacia él y le di un beso. Por fin podía sentir de nuevo su olor, sus brazos protegiéndome y sus labios con los míos.
Comimos fuera y por la noche me fui a mi casa, con mi novio, no me lo creía todavía.
-Te he echado tanto de menos…
-Y yo a ti princesa…
-Por fin estamos nosotros dos juntos.
-Si, por fin.
Dejé las cosas en la habitación y fui corriendo al salón para estar con él, en el sofá empezamos a besarnos dulcemente y después de tanto tiempo nos hicimos uno…
Me desperté a las doce y Miguel estaba viendo la televisión.
-No me creo que estés aquí.
-Pues aquí me tienes.
El me sonrió y me dio un beso en la mejilla estuvimos viendo la televisión hasta la hora de comer que pedimos unas pizzas, no salimos de casa para nada, no tenía ganas de nada, sólo de estar junto a él y sentirme la chica más afortunada del mundo….
El móvil no paraba de sonar, me tenía loca a si que lo apagué.
La semana siguiente era nuestro aniversario hacíamos tres años.
-Felicidades amor.
-Felicidades princesa.
Le besé y me fui a ducharme, Miguel entró y se duchó conmigo, me encantó.
-Toma te voy a dar tu regalo.
-Ok.
Le di un paquete y tenía una camisa que vio en una tienda y degustó mucho.
-¡Gracias! ¡Me encanta!
Miguel se fue a la habitación y trajo una bolsa.
-Toma, este es el tuyo.
Era un traje súper bonito, me encantaba.
-¡Gracias!
Ese día nos fuimos a comer y luego nos dimos un pasero por Madrid.
Cinco años más tarde, no me creía que siguiéramos juntos y que yo estuviera igual de enamorada que el primer día.
Era el día de nuestro aniversario y Miguel se había ido a trabajar a si que decidí arreglar un poco la casa, llegó a la hora de comer yo le puse unos espaguetis a la carbonara ya que era su comida favorita.
-Tengo que darte tu regalo.
-Y yo el tuyo.
-Yo te lo doy primero.
-Vale.
Me fui corriendo a la habitación y le traje una caja enorme, de una televisión de plasma, siempre se estaba quejando de que la televisión que teníamos era una mierda a si que le compré la mejor que había.
-Bueno, me toca, quiero que sepas que digas lo que digas no pasa nada.
-Vale…
No sabía lo que era y estaba nerviosísima, se puso de rodillas y me enseñó una caja de terciopelo azul.
-¿Quieres casarte conmigo?
Me quedé paralizada, el amor de mi vida me había pedido que me casara con él.
-¡Si! ¡Te quiero!
Me puso el anillo y me besó, el anillo tenía un diamante, era precioso. No me lo podía creer, me iba a casar. Llamé a todo el mundo, todos se pusieron contentísimos.
Mi madre me ayudó a preparar la boda, solo tenía un año, me iba a casar en un hotel de cinco estrellas con un traje echo a medida y con el hombre de mis sueños.
Me despertaría todos los días con él al lado y sabría que nunca me defraudaría porque era mi esposo.
La semana de antes era mi despedida de soltera me lo pasé genial, me subieron al escenario y todo, yo me morí de vergüenza.
Cuando llegué Miguel estaba dormido en el sofá yo le desperté y se notaba que estaba “contento” porque me tiró encima suya y empezó a reírse.
-Venga vete a la cama anda.
-No… quédate aquí conmigo abrazaditos…
-Miguel por favor…
-Vale…
Se fue a la cama que casi no se podía tener en pie. Yo me cabreé un montón, porque vale que fuera su despedida de soltero pero también fue la mía y no he llegado así.
Al día siguiente casi no le hablé, aunque me pidió mil veces perdón.
-Por favor, Cris sabes que no quería.
-Vale, muy bien.
-No te enfades.
-No estoy enfadad.
-Vale pues dame un beso.
-No tengo ganas.
-Mira, yo ya te he perdido perdón.
Se giró y yo e agarré del brazo.
-Tienes razón, lo siento.
Me puso la cara para que le diese un beso y se lo di.
-Venga te ayudo a preparar la comida.
-Ok.
Nos sentamos a comer, Miguel estaba guapísimo, me miró y se levantó, me cogió en brazos y me llevó a la habitación.
-¡¿Miguel que haces?!
-Tendré que ensayar para nuestra noche de bodas ¿no?
-Por Dios Miguel, no me vuelvas a pegar esos sustos.
-Vale, vale…
Se tumbó a mi lado y me dio un dulce beso en la barbilla y se quedó mirándome.
-¿Qué miras?
-Lo guapa que eres.
-Ya lo sabía…
Yo le sonreí y me besó, era todo perfecto, sólo quedaba una semana para mi boda, me iba a casar con el hombre que más amaba en el mundo y por supuesto iba a tenerlo siempre a mi lado.
-Princesa, ¿te puedo preguntar una cosa?
-Dime.
-¿Crees que esto va a durar para siempre?

capitulo 25

Que cartas tan bonitas mes escribes corazón, ya mismo estoy ahí con tigo, sonriendo por la mañana y por la noche, siempre a tu lado, te quiero mucho y no sabría que hacer sin ti.
                              Cristina.
Tú eres mi vida entera, mi ilusión, la que hace que me levante todos los días con una sonrisa, tú lo eres todo, gracias por hacerme tan feliz porque sin ti mi vida sería un aburrimiento, te quiero y eso no lo puedo negar, siempre pienso en ti y ya no es como novia si no como amiga tú eres quien me ayuda y quien me pone los vellos de punta, tú me haces sentir especial y siempre que me coges de la mano yo intento agarrarme fuerte a ti y vivir una aventura, porque yo hago todo… pero a tu lado.
                          Miguel.
Joder, así como quieres que no me ponga a llorar, si te quiero tanto… tú haces que mi vida tenga sentido y que no me vaya por el mal camino, tu a mi no me tienes que dar las gracias, yo soy la que te tiene que dar las gracias a ti, tu me haces vivir.
                                 Cristina.
Mis padres también me enviaron alguna que otra carta.

Cariño, por favor come y abrígate, que he visto por la televisión que hace mucho frío, llámanos todos los días, que hace mucho que no sabemos de ti, te queremos.
                                            Tus padres.
Hermana, tráeme un regalo por favor, te echo de menos y espero que te lo estés pasando bien.
                                          Tu hermano.
Que si tranquilos estoy comiendo y me abrigo, papá tranquilo que estoy estudiando y enano te voy a traer el mejor regalo que puedas tener. Os quiero.
                                     Cristina.
Y todo se acabó pasaron los dos años y por fin volvería a Córdoba, mi gordo tendría ya veinte años, igual que yo y mi hermano dieciocho, madre mía que mayor.
Tenía ganas de llegar a casa, ¿Qué habría pasado mientras estuve fuera?


capitulo 24

Me duché y nos fuimos al aeropuerto, estaba todo el mundo, mi familia, David, Xavier, Raúl y… no me lo podía creer, Fede…
-Hola.
-¿Qué haces aquí?
-Parece que al fin estás con tu alma gemela.
Miguel se cabreó.
-Mira capullo vete que tú no pintas nada.
-Déjalo Miguel, por favor.
Nos dirigimos a mi familia.
-Mi niña, come por favor, y cuídate que allí hace mucho frío.
-Que si mamá.
-Estudia que esto solo ocurre una vez en la vida.
-Lo sé papá.
Mi hermano se puso a llorar y me abrazó.
-Te quiero aunque nos peleemos.
-Mi enano, yo si que te quiero.
Y llegó el momento que no quería que llegase, despedirme de Miguel.
-Adiós.
-No digas adiós, di hasta luego.
Yo le sonreí y le di un beso largo y dulce. Me dirigí al avión temblando, y no podía aguantar más a si que me puse a llorar.
Tardé casi dos días en llegar Estados Unidos, a Nueva York para ser más exactos.
Me fui a un estudio, era pequeño pero estaba bien, no había momento en el que no me acordara de Miguel.
Me enviaba unas cartas preciosas.
Mi princesa:
Te echo mucho de menos y no puedo pensar nada más que en ti, sé que te prometí que no lloraría pero no puedo, espero que te los estés pasando bien y que estés estudiando porque cuando llegues me vas a tener que enseñar inglés, te quiero mi vida.
                            Miguel.
Mi niño
Yo si  que  te  quiero  porque  eres  lo  mejor  que   me   ha  pasado. Yo  también  me  he  acordado  mucho  de  ti.  No  llores  más  por  favor  que  me  haces  el  corazón  trizas.
    Siempre  tuya, Cristina.

Te quiero.
Esas dos palabras lo significan todo para mí todo… tu sonrisa me ilumina el camino y estoy deseando que vuelas a mi lado y poder abrazarte para que nunca más te alejes de mí.
                                Miguel.

capitulo 23

Me desperté a las dos de la tarde era mi primer día de vacaciones, ya llevaba cinco meses con Miguel. Cada vez se acercaba más el momento de irme a Estados Unidos y no sabía lo que hacer. Miguel no estaba, me había dejado una nota.
Cariño, me he ido a trabajar, te he dejado café hecho y unas tostadas, te quiero.
                     Miguel.
Mi niño, era tan lindo…  me tomé el desayuno y me fui a comprar algo para hacer una noche romántica.
Compré unas lasañas congeladas y una tarta, unas velas y me pasé por Woman Secret.
Me compré un sujetador y un tanga sexys sólo para él.
Pasamos una noche estupenda, cuando él se fue a dormir cogí un folio y le escribí una carta para que siempre la llevara con él y se acordara de mí.
Mi vida
Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, te quiero con locura y espero que esto dure para siempre, no sé como se puede llegar a querer tanto a una persona, sé que siempre estarás a mi lado en lo bueno y en lo malo. Gracias por todo lo que me das y por todo lo que haces, quiero despertarme por la mañana ver esos ojos verdes mirándome fijamente, quiero que por las noches me hagas tuya y por un momento hacernos la misma persona.
                           Te amo Cristina.
Se la dejé en su mesilla de noche y me acosté. Por la mañana me desertaron unos suaves besos en mi nuca.
-Gracias cariño.
-¿Lo has leído ya?
-Si. Y es lo más bonito que me han hecho jamás.
Le besé y el me abrazó.
El primer mes de verano pasó volando y por fin a Miguel le dieron los quince días de vacaciones.
En la cama me encontré un sobre con dos billetes para… ¡Ibiza! Fui corriendo al salón, Miguel estaba viendo la televisión, corrí hacia él y le besé con dulzura.
-Me encanta gordo, tengo que ir de compras, llamaré a Alicia para que me acompañe.
-Vale, yo me quedo aquí que tengo que arreglar unas cosillas.
-Vale amor, te quiero mi vida.
Me compré de todo un bikini, un bañador, tres trajes compañeros al bikini y el bañador, unas gafas de sol, ropa para salir… de todo.
Nos fuimos al día siguiente, Ibiza era una pasada. El hotel me encantaba, tenía una cama de matrimonio enorme.
-¿Te gusta?
-Mucho.
-Venga ponte el bikini y nos vamos a comer.
-Vale.

Me puse el bikini blanco con el traje azul, iba monísima. Miguel se puso un bañador y una camiseta.
-¿A dónde vamos?
-Ya lo verás.
Me llevo a una playa de las que salen en la tele y nos tomamos cosas carísimas, no sé como lo podía pagar.
-¿Cómo vas a pagar todo esto?
-Un truquillo que tengo por hay.
Esos quince días en Ibiza fueron inolvidables, creo que me enamoré más de él aunque creía que era imposible.
Llegamos a Madrid a finales de Agosto, y en Septiembre tendría que irme a Estados Unidos.
La noche que llegamos me acordé de que me quedaban a penas dos semanas para estar con Miguel, lloré como una magdalena, menos mal que Miguel estaba dormido y no se dio cuenta. Lo quería mucho y me moriría si además le hiciese daño por mi jodido sueño. Sé que era una oportunidad que ocurre una vez en la vida pero ¿Por qué ahora? ¿Por qué a mí?
Me quedé dormida sobre las cinco de la mañana. Me desperté sobre las dos, Miguel estaba en la terraza fumándose un cigarro, ya había preparado la comida. Salí para ver lo que hacía y me di cuenta de que tenía los ojos rojos de haber llorado.
-¿Qué te pasa?
-¿A mí? Nada.
-No me mientas, sabes que te voy a ayudar en todo lo posible.
Miguel me miró y me sonrió, una sonrisa con pena y una lágrima le recorrió la mejilla.
-Nada, que te voy a echar de menos.
-Si quieres me quedo, tu has sido quien me ha obligado a ir.
-No, tú vas, y me tienes que traer un regalo.
-Vale…
Me acercó a él y me sentó en sus piernas, me besó y nos quedamos viendo el paisaje.
-Bueno vamos a comer.
Comimos y me puse a hacer las maletas para Estados Unidos, Miguel me ayudó y llamé a mis padres para preguntarle si iban a venir a despedirme y me dijeron que por supuesto.
Hicimos ya las maletas y nos pusimos a limpiar un poco la casa ya que estaba echa un desastre.
Miguel me abrazó y me dio un dulce beso en el cuello. Llamaron a la puerta, eran Xavier y David.
-¡¿Qué hacéis aquí?!
-Pues no hemos enterado de que dentro de dos semanas te vas a Estados Unidos y hemos venido a despedirnos, aunque en el aeropuerto también vamos a estar.
-¡Pasad!
Nos tomamos unas Coca-Colas y se fueron a las doce y media de la noche.
Las dos semanas se me pasaron voladas y por fin llegó ese día que nunca quise que llegara, Miguel me despertó a las siete como le pedí, estuvimos media hora abrazados, yo no paraba de llorar.
-No llores más, que eras como dentro de nada estás aquí.
-Son dos años…
-Venga ve a arreglarte que no te a va a dar tiempo.
-Vale.

capitulo 22





















capitulo 21

Me desperté para ir a case, me encontré un regalo a los pies de mi cama era de Xavier una camisa que vi un día que iba con él. Era un encanto. Salí de la habitación y David estaba con un paquete en la mano.
-¡Felicidades!
-Gracias.
Era una cámara, estaba chulísima. Me cambié y me fui a clase. Román me regaló una pulsera y Alicia un collar compañero.
Por fin terminaron las clases y ¿a que no sabéis quién me vino a buscar? Miguel.
Estaba muy enamorada de él, nunca había querido tanto a alguien.
Nada más verlo le di un besazo, lo quería y no podía vivir sin él.
-17 años ya eh.
-Si, igual que tú.
Me volvió a besar y me dio un regalo, era un folio y no me podía creer lo que era, se había buscad un trabajo y un piso aquí y quería que me fuera a vivir con él.
-¿Quieres?
-¡Por supuesto! Pero yo también buscaré un trabajo.
-No, esto quiero hacerlo por mí mismo, nada de ayudas, tú a estudiar.
-Jaja, te quiero.
-Venga que quiero enseñarte el piso.
El piso estaba muy cerca del parque y aunque tenía solo una habitación era perfecto, ya estaba amueblado y era muy romántico.
-Me encanta.
-¿De verdad?
-Claro.
Le besé, y le abracé, no me lo podía creer teníamos nuestra propia casa.
-Tengo que ir a por mis cosas.
-Ya lo he hecho yo.
-Mi amor, eres perfecto.
-Tú lo eres más.
Yo cerré la puerta y le di una palmada en el culo, puso una sonrisa picarona y fue detrás de mí, parecíamos dos niños chicos, me cogió por detrás y me tiró a la cama.
En ese momento, hicimos, lo que se dice “estrenar la cama”.
-¿Qué quieres de comer que te lo preparo?
-Mm. No sé, una sorpresa.
-Vale, espera aquí y lo preparo.
Se levantó de la cama, con ese cuerpazo al descubierto, se puso los caloncillos y los pantalones y se fue a la cocina.
Yo me duché y me puse su camiseta, ya que no tenía ganas de arreglarme.
-¡Cris, a comer!
-¡Voy!
Me hice una coleta y me fui a la cocina.
-Filete, con patatas, sencillo y bueno.
-Jaja, gracias.
-Gracias ti.
Comimos y nos fuimos a ver la tele, yo me quedé dormida hasta las seis más o menos, me llamaron toda la familia para felicitarme y me fui a hacer los deberes.
Terminé a las ocho y fui a despertar a Miguel, estaba reventado, se notaba.
-Gordo, venga despierta que son las ocho y luego no te puedes dormir.
-Voy…
-Venga…
-¡Que voy!
Yo me senté en el sillón y esperé a que se despertara de una vez.
-Madre mía, que tarde…
-Cariño, estás cansadísimo, venga dúchate y mientras preparo la cena y recojo.
-No, yo te ayudo es tu cumpleaños.
-Déjate de tonterías anda.
Se fue a duchar y yo recogí todo, a las nueve y media terminé y me puse a hacer la cena, sobre las once terminamos de cenar y Miguel se fue a dormir.
-Bueno, me voy a la cama ¿te vienes?
-Ahora voy.
Me asomé a la terraza, el cielo estaba lleno de estrellas, era muy romántico. Me volví a meter en el piso y me fui a la cama.
Me desperté a las seis de la mañana con Miguel, estaba muerta de sueño, me duché y me pinte para ir a clase.
-Mira que eres guapa, joder.
-No seas tonto, anda…
-No lo soy, es la verdad.
-Ponte un babero que se te cae la babita.
Me abrazó y me dio un dulce beso.
-Venga te llevo a clase.
-Ok.
Cogí las cosas y nos fuimos.
-Que tengas un buen día.
-Igualmente.
Le di un beso dulce y rápido y me fui a clase. María, la subdirectora vino hacia mí.
-Cristina, la directora quiere hablar contigo.
Mierda, ya la había cagado, como siempre. Llegué a la puerta y llamé temblando.
-Pasa.
-Hola, me habían dicho que quería hablar conmigo.
-Si, mira Cristina, eres la que mejor saca las notas de todo bachillerato, y nos han ofrecido una beca para que uno de nuestros alumnos se vaya a hacer el último curso de bachillerato y un año de prácticas a Estados Unidos y habíamos pensado, con el consentimiento de tus padres, por supuesto darte a ti la beca.
Yo me quedé paralizada, mi sueño de ir a Estados Unidos se había hecho realidad.
Pero dejaría todo el mundo, mi familia, mis amigas, a Miguel… no podía dejarlo después de todo lo que ha hecho por mí.
-Vamos a dejar que lo pienses pero por favor me lo tienes que decir la semana que viene.
-Vale.
Terminaron las clases, y no quería ver a Miguel, tenía que contárselo pero no sabía como…
-Hola princesa.
-Hola.
Me subí a la moto y una lágrima recorrió mi mejilla, por suerte Miguel no se dio cuenta.
Llegamos al piso y puse una sonrisa para que no se diese cuenta.
-Preparo hoy yo la comida ya que ayer preparaste tú la cena.
Hizo unos espaguetis y puso un poco de fruta para el postre. Mientras comía intentaba no hablar mucho ni mirarle, ya que si le miraba me derrumbaría.

capitulo 19

-Haber que te toque… ¡estás ardiendo!
-No…
-Venga descansa que te traigo el termómetro y un espedifen.
-Gracias.
Miguel me mandó un sms.
“Buenas, ¿quedamos?”
“No puedo… estoy mala”
Mi madre me trajo las cosas y un cuarto de hora después Miguel estaba llamando a la puerta.
-¿Qué tal estas?
-Mal…
-¿Qué quieres que te traiga?
-Nada enserio.
-Bueno, tus padres me han dicho que como es fin de año se van a casa de tu tío a si que me quedo yo contigo.
-¡No! Vete y pásatelo bien.
-No puedo pasármelo bien sabiendo que tu estás mala.
-Bueno… no insisto porque sé que vas a acabar ganando…
-Jaja.
-Puedes poner la tele si quieres.
Miguel se tumbó a mi lado y puso la tele muy bajita para que no me molestase.
-Gordo, no te pongas tan cerca vaya que te lo pegue…
-Todo lo que venga de ti no me perjudica para nada.
Yo le sonreí y me quedé dormida.
Estuve toda la semana mala, Miguel no se separó de mí ni un momento.
 Menos mal que el día que me iba para Madrid solo tenía un resfriado.
Miguel me acompañó hasta la estación. Me subí al tren y me puse a escuchar música.
Esta vez nadie se sentó a mi lado.
Llegué a Madrid, Xavier me esperaba y me ayudó a dejar las cosas.
-¡Que bien que por fin hayas llegado!
-Jaja, no sabía que me echaríais tanto de menos.
-Jaja, para que veas.
Llegamos al piso y dejé todas mis cosas, estaba muerta, necesitaba tomarme un Nolotil y acostarme.
Me tumbé en la cama y al minuto estaba dormida. Al día siguiente no fui a clase estaba malísima.
Me desperté a las nueve y media y me puse un café, David estaba en el salón.
-¿No estás en clase?
-Hoy se iban de excursión y pasaba.
-Ah.
-¿Y tú que haces despierta? Vete a la cama anda.
-Será lo mejor.
Me fui a mi habitación y me conecté al Tuenti. Tenía un privado de Miguel.
“llámame.”
Lo llamé al momento ¿Qué le habrá pasado?
-¿Si?
-Miguel, soy Cris ¿Qué pasa?
-Nada, bueno, no se, te tengo preparada una sorpresa para el fin de semana.
-¿Qué sorpresa?
-Ya verás, peor cuídate mucho que quiero que estés perfecta.
-Vale, adiós te quiero.
-Yo más.
Colgué el teléfono, que susto me había dado… Davis me había dejado su ordenador a si que me puse a ver una película.
Sobre las tres llegó Xavier y me puso una sopa para comer.
-Gracias.
-De nada, ahora descansa.
-Vale.
Estuve toda la tarde dormida y por la noche me costó mucho conciliar el sueño pero pude dormir un poco. Al día siguiente ya estaba mejor a si que fui a clase.
Román vino a recogerme.
-¿Estás mejor?
-Si.
-Venga sube, que llegamos tarde.
-Vale.
Llegamos cinco minutos tarde, cuando llegamos todos estaban sentados, Rosa me esperaba con cara de asco, como todos los días.
Teníamos con Roberto que estaba sustituyendo al profesor de matemáticas. Me senté rápido y saque las cosas. Todo el mundo nos miraba, que vergüenza.
La semana fue eterna y tenía ganas de que llegara el fin de semana.
Por fin llegó el sábado, no sabía lo que era a si que me conecté al Tuenti por si Miguel lo estaba. Pero no estaba conectado.
Eran las doce a si que no iba a desayunar nada ya que era muy tarde, me duché y me puse algo para estar en casa. Estaba sola, David se había ido a ver una exposición de ortografía y Xavier y Raúl se fueron de compras.
Me puse a ver la televisión y alguien llamó a la puerta, sería David.
-Hola.
-¡Miguel! ¿Qué haces aquí?
-¿No te gusta la sorpresa?
-¿Qué si me gusta? ¡Me encanta!
-Bueno, pero esta no era la sorpresa si no esta.
Me dio una jaula con un conejo, era monísimo, me encantaba.
-¡Gracias!
-Es macho. ¿Qué nombre le vas a poner?
-Miguel.
-Jaja, gracias.
-Pero entra.
Le enseñé la casa y por último mi habitación.
-¿Te gusta?
-Mucho.
Nos sentamos en la cama y empezamos a hablar y me explicó que necesitaba verme.
-Mira, no puedo más con este juego, te quiero demasiado como para tenerte como solo una amiga.
-¿Y si pasa algo?
-Te juro que siempre estaré a tu lado.
Yo lo abracé y le besé, no sabía lo que éramos ahora, si novios, amigos…
-¿Esto que significa?
-Lo que tú quieras que signifique.

capitulo 18

-¡Joder, es una simple amiga! Si no confías en mí,… es mejor que lo dejemos…
-Si va a ser lo mejor.
Ruth entró al salón corriendo cogió sus cosas y abrió la puerta para irse pero antes de irse me dijo:
-Felicidades, lo has conseguido.
Yo me quedé quieta, no sabía lo que hacer, me alegraba mucho de que pro fin podía estar con Miguel, pero me daba mucha pena de que por mi culpa una relación se haya ido a la mierda.
Miguel entró al salón y me puso un plato de tortitas.
-Lo siento, debí irme a mi casa.
-No es tu culpa… además esta relación no iba a ninguna parte…
Le abracé, necesitaba besarle, pero sabía que no era el momento. Me llamaron por teléfono, era Lucía.
-Hola
-¡Cris! ¡Tenemos que quedar YA!
-Jaja, vale, ¿Dónde y a que hora?
-En el parque a las seis.
-Venga adiós un besito.
-Adiós.
Colgué el teléfono y le pegué un bocado a una tortita.
-¿Quién era?
-Lucía, que quiere que quede con ella.
-Ah, vale.
Me tomé cinco tortitas, iba a explotar.
-¿Tienes más hambre?
-No… voy a reventar…
-Jaja, ¿quieres ir a algún sitio?
-No sé… dime algún sitio…
-Mm. ¿Mi habitación?
-¿Te has dado cuenta de que acabas de cortar con tu novia no?
-Si, ya pero era para enseñarte una cosa… que eres una mal pensada.
-Jaja, lo sé.
Me llevó a su cuarto, la cama seguía desecha y olía a mi perfume toda l habitación.
-Mira.
Puso el video, puso una película de su cumpleaños, cuando éramos pequeños… me encantó la sorpresa. Terminó la película y le miré, sus ojos me miraban con un poco de brillo y su boca se curvó hacia arriba con disimulo, me quitó un mechón de pelo de la cara y me dio un beso en la mejilla.
-Bueno, me tengo que ir que hoy hay cena con la familia.
-Si, bueno, hoy por fin llegan mis padres del viaje a París.
-Echaré de menos estas noches locas…
-Jaja, y yo.
Me puse la ropa y me acompañó hasta la puerta.
-Bueno… si eso te llamo esta noche ¿vale?
-Ok.
Le di un dulce beso en la mejilla y me marché. Mientras bajaba a mi casa una pequeña sonrisa se me escapó y tuve que girarme para ver esos ojos verdes de nuevo, era como una droga, lo necesitabas en cada momento y cuando sabes que vas a estar un tiempo sin él intentas ponerte la dosis más alta.
Llegué a mi casa y me duché. Me fui a ver la televisión con mi padre.
-¿Dónde has pasado la noche?
-Estuve con la novia de Miguel y Miguel y se hizo tarde a si que me he quedado a dormir en su casa.
-Vale.
Mi padre se puso a hacer un crucigrama y yo puse un programa de risa.
Mi hermano se despertó a las dos de la tarde, mi madre ya había preparado la comida.
Comimos y me fui a su habitación para hablar un rato con él que hacía mucho que no hablaba con él.
-Bueno, ¿Qué tal te va?
-Bien.
-¿Alguna novia?
-¿Qué te importa?
Como siempre mi hermano tan simpático…
-Soy tu hermana…
-Muy bien, ¿Qué quieres que le haga?
-Mira, niño no seas tan borde que soy tu hermana mayor…
-Si vamos… por dos años…
-Mira que te calles y cuando tengas algún problema con las chicas no me hables…
Me fui a mi habitación y me conecté al tuenti, tenía miles de cosas…. Comentarios, eventos, páginas, privados…. Puff…
Me puse a elegir la ropa para por la noche, ya que me iba con la familia a cenar y luego de botellón, tenía muchas ganas, Lucía me había enviado un sms de que no podía quedar que nos veíamos en el botellón.
Ya era tarde a si que me empecé a arreglar, terminé sobre las nueve, justo para salir ya de casa.
Íbamos a cenar a un restaurante con mis tíos y demás.
Llegamos los primeros, nos sentamos en la mesa y esperamos a que viniese los demás.
Vinieron todos menos mi prima Ágata que se fue a estudiar fuera.
Sobre las doce y media me fui al botellón, no tenía ninguna gana, pero tenía que ver a Lucía.
-¡Cris!
-¡Lucía!
-Te tengo que contar una cosa…
-Cuenta.
-Me voy a vivir a Italia.
-¿Cómo?
-Mira, mi primo Jose se fue de intercambio y llegó uno italiano y bueno… nos hemos enamorado y me ha pedido que me vaya a vivir con él…
-¡Joder, tía, que bien!
-Te voy a echar de menos mi vida…
-Y yo…
Nos abrazamos y nos fuimos al parque donde estaban los demás.
Saludé a todos y estuve hablando de todo un poco, casi todos se quedarían aquí en Córdoba aunque alguno iría a estudiar al extranjero.
Me fui sobre las cinco, estaba muerta, necesitaba tirarme en la cama y dormir…
Llegué a mi casa y me puse el pijama y sin quitarme la pintura ni nada me fui a dormir.
Me desperté a las tres de la tarde, nunca había dormido tanto, no tenía nada de hambre, tenía como un nudo en el estómago, me dolía la cabeza y quería vomitar.
-Hija por dios, que son ya las tres.
-Mamá creo que estoy mala.

capitulo 17

Me desperté a las nueve, ya tenía todo recogido y preparado para ir a Córdoba, tenía muchas ganas de ver a la familia y sobre todo a Miguel… Necesitaba sentir su olor, sentir que esos ojos me miran de reojo para saber que siempre estoy bien, necesito quedarme hasta las tantas sentada en los escalones del porche hablando con él.
Le quería, que digo lo quería, lo amaba…Y me lo habían quitado, era de otra chica, su cuerpo, su aliento mañanero que te recorre por la nuca con suavidad…
Un escalofrío me recorrió el cuerpo y me levanté. Me puse guapísima para cuando viera a Miguel, aunque no servía de nada.
Esta vez en el tren no se sentó nadie a mi lado.
En la estación Miguel me esperaba con una amplia sonrisa y cuando lo vi le di un gran abrazo, por fin… por fin lo tenía entre mis brazos, por fin podía oler su colonia y tocar su pelo sedoso y podía mirarle a esos ojos que te dejan hipnotizada.
-Deja que te ayude con las maletas.
-Gracias.
-¿Me habrás traído un regalo?
-Mierda…
-Era broma eh…
-No te he traído uno, te he traído dos.
Con la suerte de tener un fotógrafo de compañero de piso cogí una foto que nos hicimos en su casa tumbados en el sofá para que la retocara y luego la imprimí en grande y la enmarqué.
Y luego otro era un llavero que ponía Madrid y el último una funda para su Iphone y otra para su Blackberry con nuestra foto. Quedaron chulísimas.
-Bueno pues yo te he traído un regalito…
Me dio una caja rosa y la abrí rápidamente.
-¡Tú Blackberry!
-Se que querías una…
-No quería una…
-¿A no?
-Quería tú Blackberry.
Le di un fuerte abrazo y un beso en la mejilla. Cogí la funda del Iphone y de la Blackberry y se la puse y cogí el Iphone de Miguel y le puse la funda.
-Que bonitas.
-Lo sé.
-Jaja, se notaba que no estabas aquí…
-¿Enserio?
-Si, por alguna razón que no llego a entender te echaba de menos…
Cogido un taxi y me llevó a mi casa, saludé a todos y les conté de todo nos dio las nueve de la noche…
-Vaya, que tarde es.
-Es verdad, voy a prepara algo de cenar.
Mi hermano se fue a ayudar a mi madre y mi padre se puso a leer el periódico.
Miguel empezó a mandar mensajes, se notaba que tenía novia.
-Si quieres vete eh.
-¿Te vienes y te presento a Ruth?
-No quiero molestar.
-No es ninguna molestia ella te quiere conocer.
No tenía ninguna gana, ver al chico de mis sueños, con otra.
-Bueno, vale.
Se lo dije a mis padres y ellos me dejaron ir.
En el portal nos esperaba Ruth, era más guapa aún que en la foto, era alta, pelo rubio y ojos azules, tenía el pelo largísimo y una sonrisa perfecta.
Yo me puse roja, no podía competir contra ella.
Pasamos una noche estupenda, o eso intentaba que pareciese. En realidad lo pasé fatal, todo el rato haciéndose cariñitos y todo eso, me jodía un huevo.
Miguel me dejó en la puerta de mi casa.
-¿Te lo has pasado bien?
-Si…
-Dime la verdad…
-Bueno, me ha jodido un poco…
-Se notaba, pero quiero que sepas una cosa, que se que crees que ya no te quiero, que no siento nada por ti, pero lo que más me gustaría en este mundo es poder despertarme todos los días contigo.
Empecé a llorar, no sabía por que…
-Eh, no llores por favor.
Me abrazó y me puso contra su pecho cálido, su corazón latía a mil y me encantaba oírlo.
-Me tengo que ir a dormir…
-Quédate en mi casa a dormir.
-Pero Ruth…
-Para que engañarnos, no la quiero, solo te quiero a ti, y quiero morir a tu lado.
Me dirigía a su casa, no había cambiado nada.
Me dio una camiseta suya, olía irresistiblemente bien…
Vimos unas películas, él uno abrazado al otro…
Me intentó besar, pero yo lo aparté, no quería que por mi culpa no pudiese estar con Ruth.
-¿Qué te pasa?
-Joder, no puedo, tú estás con Ruth, cuando no estés entonces hablamos, pero no se te ocurra cortar por mí.
-No lo entiendo, te he dicho que te quiero, que daría la vida por ti y quieres esperar a que corte con Ruth…
-Lo siento…
El me abrazó y me susurró al oído:
-Gracias.
-¿Por qué?
-Porque sé que me respetas y que me quieres de verdad.
Me tumbé en el sofá y me quedé frita.
Me desperté a las once de la mañana, estaba tapada en la cama y olía a tortitas.
Me asomé corriendo, y me encontré a…
-Hola Ruth…
-Hola.
Miró a Miguel y luego a mí.
-¿Puedes venir un momento Miguel?
-Si.
Ruth y Miguel se metieron en el baño a hablar… Me sentía fatal, había echado todo a perder, soy un puto desastre.
-¡Vete a la mierda!

capitulo 16

Se llamaba Pilar, tenía razón Román, era un tostón, también nos pasó unas pruebas, me las supe, me encantaba literatura, esta vez Román solo me preguntó una pregunta.
Por fin se terminó la hora y solo quedaba una hora más antes del recreo.
-Esta hora nos toca con nuestra tutora, se llama Aurora.
Entró por la puerta una señora bajota y gordita, un moño y una falda de muchos colores.
-Buenos días, soy Aurora y voy a ser vuestra profesora de Lengua y Tutora.
Se sentó y empezó a pasar lista cambiando de sitio a todo el mundo según su número.
A mi me tocó al lado de una chica que se llamaba Rosa, era de las más populares, o eso parecía, tenía el pelo largo y liso de color negro, y unos ojos color caramelo.
-Hola, soy Rosa aunque ya me he presentado antes.
-Ya.
Aurora empezó a explicar lo íbamos a hacer durante el curso.
Llegó la hora del recreo y vi como muchas chicas se dirigían a la puerta.
-¡Cris, María vamos a ver lo que hay por favor!
Alicia nos cogió del brazo y nos llevó a la puerta, un montón de chicas miraban a la puerta y tenían risas nerviosas.
Rosa hablaba con un chico era alto y rubio pero no se le veía muy bien. Se giró y…
¡No! Era David… Dios, que vergüenza…
-¡Mierda!
-¿Lo conoces?
-Es mi compañero de piso…
Entonces David me vio.
-¡Eh, Cris!
Se dirigió hacia mí y me dio un besazo…
-¿Qué haces?
Le dije entre dientes.
-Esa chica me acosa, y quiero que piense que salimos.
Estaba señalando a Rosa. Rosa me miró con cara de asco.
Yo saqué a David fuera del edificio, quería hablar con el en privado.
Todas las chicas se pusieron a mirar por la ventana.
-Parece que te has hecho bastante popular…
-Peor… ahora mi compañera de mesa me odia.
-Lo siento, no lo sabía, pero a que te ha gustado el beso…
-No sé, tampoco me he fijado en como besas...
-Mira, ya la tienes enfada ¿por qué no acabamos la faena?
Miré hacia la derecha de reojo, Rosa estaba mirando entre la multitud…
-¿Qué quieres decir?
David me cogió del culo y me acercó a él dejó unos centímetros entre nuestro labios, se rió y me besó, parecía un beso de película…
-¡¿Eres tonto o que te pasa?!
-Vale, mira si no te ha gustado, ya no te vuelvo a hacer más esto y si te ha gustado me dejas que te dé un último beso de despedida…
No podía mentirle se me notaba a la legua que me había encantado, le cogí del cuello de la camisa y le di un beso rápido y frío.
-Venga, nos vemos en casa.
-Adiós.
Me dirigí de nuevo al edificio… Dios… que vergüenza…
-¡Tía! ¿Estás saliendo con ese tío?
-Si…
-Anda que lo dices…
-No me parecía importante.
En un segundo un montón de chicas me rodearon y me empezaron a preguntar cosas…
Yo empecé a marearme y ver todo nublado y me mareé.
Me desperté en la enfermería, Román estaba en la puerta apoyado.
-¿Qué a pasado?
-No sé, solo sé que te vi tirada en el suelo y te traje aquí.
-¿Qué haces que no estás en clase?
-Venga, descansa, ya te he hecho la autorización de salida, ya puedes volar…
-¿Y como voy a mi casa?
-Yo te llevo.
-¿Va a salir a si sin más?
-¿Te crees que me importa?
-No sé.
-Venga vamos.
Me ayudó a levantarme de la camilla y me llevó al aparcamiento, se montó en una moto enorme, era mucho más grande que la de Miguel, me quedé flipada…
-¿Subes?
Respiré hondo cogí el casco que me estaba ofreciendo Román y me subí a la moto.
-¿Aquí es donde vives?
-Si.
-Mañana te vengo a buscar para ir a clase ¿vale?
-No hace falta.
-Venga, que más me da si de todos modos paso por aquí de camino, yo vivo al final de la calle.
-¡Que casualidad!
-Pues si, bueno te dejo que tengo que llevar a Alicia.
-Adiós.
Le di dos besos y me subí a mi casa, faltaba media hora para que acabaran las clases.
David estaba en el sofá con Xavier y Raúl.
-¿Qué haces aquí tan pronto?
-Nada, que por culpa de David me he mareado.
-¿Por mi culpa? ¡¿Pero que he hecho yo ahora?!
-Nada…
Dejé las cosas en la habitación y Xavier apareció por la puerta.
-Venga, cuenta, ¿Qué a pasado?
Le conté todo y Xavier se echó a reír.
-Sois dos niños chicos, de verdad.
-Pues lo he pasado fatal…
-No todo el mundo tiene la suerte de que un bombón como ese nos de no un beso apasionado, no, si no dos y pidiéndote otro, ahí hay amor…
-No digas tonterías, solo somos amigos, además paso de romances, ya me hicieron mucho daño hace poco, quiero descansar.
-Bueno voy a preparar la comida.
-Te ayudo.
Pasaron los meses antes de la navidad y no pasó nada interesante, bueno, me enteré de que Alicia y Román llevaban ya cuatro años saliendo y que se quería muchísimo, también me enteré de que la novia de Miguel se llamaba Ruth y era muy guapa la verdad. Me daba celos… Y por fin llegó el momento de llegar a Córdoba, para navidad.


capitulo 15


Me ayudó a ponerme en la cama, se tumbó a mi lado y le conté toda la historia de Fede y Miguel.
-Vaya… Si que es complicada tu vida amorosa.
-Lo sé y siento haberte hecho esto de verdad.
-Sé lo que se siente al ver a esa persona que tanto te gusta con otra persona…
-¿Si? ¿Qué te pasó?
-Es una larga historia…
-Cuéntamela por favor,
-Yo estuve saliendo con una chica hace menos de seis meses… Llevábamos saliendo ya seis años… una noche el día que hacíamos seis años, lo hicimos y con tan mala suerte de que se quedó embarazada…. Yo estaba locamente enamorado de ella y aunque fue un gran marrón me busqué un trabajo y alquilé un piso para los dos. Un día decidí pedirle matrimonio, llegué a mi casa del trabajo una hora antes ya que el jefe me dejó salir antes, llegué a casa y la vi con otro, yo me quedé destrozado, estuve sin salir dos semanas y lo que ya no pude soportar fue que el niño no era mío si no de ese tío, me había matado a trabajar para que estuvieran mi mujer y mi futuro hijo bien y todo era una farsa…
Vi como se le saltaban las lágrimas, era muy triste… a la persona que más quería en el mundo y que dio su vida por ella era nada más que una mentirosa rastrera.
Yo le abracé y nos quedamos dormidos.
El despertador del móvil sonó a las siete, era mi primer día de clase y había tenido una noche…
Cogí la ropa y me duché desayuné unos cereales y me marché, por suerte no desperté a nadie ni a David que estaba acostado en mi habitación, cogí el autobús y me puse atrás del todo, no había casi nadie en el autobús. ¿Y si me había equivocado de autobús? Me estaba poniendo muy nerviosa. Me puse los cascos para escuchas música y desconectar un poco.
Llegué era un edificio antiguo de unas tres plantas con una gran puerta. Suspiré hondo y entré.
Me dirigí a una mesa dónde estaba una mujer mayor sentada archivando unas cosas.
-Hola, soy Cristina Méndez.
-Ah… si, acompáñame y te llevaré a tu clase, no creo que haya nadie, es muy temprano.
Me llevó por un pasillo largo y estrecho con muchas puertas, abrió una que estaba en el centro a la derecha, en la clase había un chico jugando con un móvil sentado en un pupitre.
-Parece que si hay alguien.
La mujer me dio un papelito con mi horario y se marchó.
-Hola soy Román.
-Yo soy Cristina.
-Encantado.
Le sonreí y me quedé quieta en la puerta. Román se levantó y me puso la mochila al lado de su pupitre.
-Así que eres nueva…
-Sí.
-Si quieres te puedo enseñar esto en el recreo y diciéndote como son los profesores… He repetido por eso sé como son los profesores…
-Ah…
Mierda, el primero que conozco y repetidor, bueno la verdad es que tenía pinta de macarra. Era alto y musculoso con una camiseta blanca y unos pantalones vaqueros caídos dejando ver sus calzoncillos, tenían el pelo oscuro y parecía que no se lo había peinado.
Me dirigí a la ventana, era grande y tenía un paisaje precioso.
Unas chicas entraron riéndose una era alta, pelirroja con unas pecas en los pómulos y unos ojos verdes claros preciosos, la otra era un poco más baja, delgadísima, castaña con los ojos negros oscuros casi no se le diferenciaba la pupila.
Dejaron sus cosas y empezaron a hablar con Román la chica pelirroja besó a Román y las dos se dirigieron hacia mí.
-Hola soy Alicia y ella es María.
Me dijo la chica pelirroja con una gran sonrisa.
-Yo soy Cristina.
-¿Eres nueva verdad?
-Sí.
-¿De dónde eres?
Me dijo María.
-De Córdoba.
-Si quieres te puedes venir con nosotras el recreo y eso y te enseñamos esto, sé que te lo dijo Román, pero supongo que estarás más cómoda con nosotras.
-Vale.
Estuvimos la media hora que quedaba para empezar las clases hablando, cada vez el aula se llenaba más, y se iban presentando la gente… Se me olvidaban la mayoría se los nombres… Javier, Amanda, Dolores, Mónica…
Entró un hombre alto, medio calvo, con unas gafas de culo de botella y una camisa feísima.
-Tss.
Román me dio en el brazo y me giré.
-Ese es el profesor de historia, se llama Rafael, es un muermo y puedes hacer lo que quieras en sus clases nunca se da cuenta…
-Vale, lo he pillado.
Rafael se presentó y nos entregó unas fotocopias, según él era para ver nuestro nivel.
La verdad es que las preguntas eran muy fáciles, me las sabía todas.
Román me dio de nuevo en el brazo y me señaló en número tres con los dedos, era muy fácil, pero se la dije, a sí estuvimos el resto de la clase, tenía razón Román, Rafael no se enteraba de nada, cogía un libro y se ponía a leer.
Cinco minutos antes de terminar la clase el profesor recogió las pruebas y se marchó.
Todo el mundo se puso de pie a hablar, Román vino por detrás y me abrazó.
-¡Muchas gracias!
-¿Por qué?
-Si suspendo las pruebas me bajan un curso…
-¡Enserio!
-Si, espero que estén bien las respuestas…
-Eso te lo aseguro…
Alicia se metió en nuestra conversación y estuvo hablando de lo que íbamos a hacer en el recreo.
Llegó una mujer alta, muy delgada y mayor, llevaba unas gafas colgando del cuello y muchos libros en la mano.
-Esa es la de literatura, es un poco tostón pero luego en las notas es buena.
-Ok.

capitulo 14

salíamos nosotros dos yo dándole un beso en la mejilla a él, nos la hicimos en el restaurante, lo típico de cuando uno está aburrido.
Le sonreí y me puse a ver la televisión de nuevo, no echaban nada interesante pero pasaría el rato…
Mi móvil empezó a sonar, fui corriendo a mi habitación y lo cogí era Miguel.
-¿Si?
-Buenas
-¡hola!
-¿Qué tal te va por Madrid?
-Muy bien la verdad, tengo ganas de que vengas a verme.
-Jaja, tranquila este fin de semana voy.
-Vale, y no te preocupes por el alojamiento si no te importa dormir en la misma cama que yo…
-Mm.… lo soportaré.
-Jaja, y tu ¿Qué tal?
-Pues muy bien aquí que mañana empiezo las clases.
-igual que yo así que no te quejes…
-Ya lo se… pero antes me levantaba más feliz.
-¿Y eso?
-El pensar en levantarme y que dentro de unas horas te vería, tus ojos azules, tu sonrisa brillante y esa cara que intentas tapar con mechones de pelo negro…
Me quedé perpleja… casi me conocía mejor que yo misma.
-Guau… muchas gracias.
-De nada. Te tengo que dejar que es tarde y tengo que preparar las cosas.
-Vale…
-Te quiero.
-Y yo.
Me fui al salón y miré la hora, las nueve y media ya…
-Voy a hacer unos sándwiches ¿quieres?
-Vale.
David seguía con el ordenador enganchado, no me lo podía creer, estaba guapísimo, llevaba una camiseta con unos calzoncillos, solo eso y estaba buenísimo, para que mentir.
Me quedé mirándolo mientras esperaba a que se tostase el pan.
Él se giró y me miró de arriba a bajo con esos ojos azules, eran un poco más oscuros que los míos, pero muchos más bonitos.
-¿Qué pasa?
-Nada.
-¿Se puede saber por que no me quitas el ojo de encima?
Me di la vuelta rápidamente y me puse a mirar al tostador.
-¿Yo? Que va estaba mirando la televisión así que no te flipes…
-Ya seguro…
El pan salió y los puse en un plato, empecé a hacer los sándwiches. Alguien me cogió por detrás. Me giré y David estaba a tan solo unos centímetros de mí.
-¿De que estás haciendo los sándwiches?
-Pues de jamón york con queso.
-Mm... Que bien.
Cogió uno y le pegó un bocado y se dirigió de nuevo al salón.
-Podrías esperar a que llevara las cosas.
-Lo siento, tengo mucha hambre y creía que si no comía ya, acabaría comiéndome otra cosa….
 -¿El que?
-Una cosa que los dos sabemos muy bien.
-¡Ni lo pienses!
-Acabas de cometer un grave error…
-¿Cómo?
-Yo siempre consigo lo que quiero.
-Ya veremos…
-Cuanto te apuestas a que dentro de un mes estás tan locamente enamorada de mí que no querrás separarte ni un segundo de mi lado…
-Primero tienes cuatro años más que yo… Y segundo cuanto te  apuestas a que no.
Él se rió y me tiró un beso yo le sonreí, nos conocíamos de poco pero parecía que éramos amigos de siempre.
Cogí mi sándwich y me senté a su lado, terminé y me puse a leer una revista que había encima de la mesa. David dejó su portátil y se puso a mi lado, yo le miré y él se acercó, yo le aparté… ¿se creía que iba a ser tan fácil?
-¿Te aburres verdad?
-La verdad es que sí y tenía ganas de saber a ver si caías.
-Por favor,… tan tonta no soy…
-Ya veo… Pero dime la verdad, ¿tenías ganas de besarme?
Me paré a pensar en cuando podía haber dado ese paso y no lo di, esos ojos mirándome fijamente, ese pelo alborotado esperando a que me agarrara a él y esos labios rosas y perfectos esperando a que le rozaran los míos… Me entró un escalofrío por el cuerpo.
-Vamos a ver… Que mujer no quiere a un chico como tú.
-Jaja, lo sabía… y lo voy a conseguir…
-Sueña un poquito más.
Me levanté y me fui a mi habitación, miré el móvil por si tenía algo nuevo pero nada…
Me conecté al tuenti desde el móvil y miré el perfil de Miguel tenía unos comentarios de una chica llamada Paula.
“Hola, ¿quedamos mañana no? Te quiero.”
El le contestó.
“Si claro, te quiero.”
Yo me puse furiosa, no sabía por qué, sé que se lo merecía igual que yo pero necesitaba hacer algo para darle celos, no se pero lo necesitaba. No respondía ante mis acciones, la que llevaba mi cuerpo no era yo si no mi furia.
Me levanté y me dirigí al salón, David estaba con el ordenador me puse delante suya y él me miró.
-¿Qué pasa?
Yo le quité el ordenador de las piernas y lo puse encima de la mesa me acerqué a él y le besé, le levanté del sofá y lo llevé a mi habitación, le quité la camiseta y le tiré encima de la cama. Entonces me di cuenta estaba siendo egoísta, no podía hacer esto.
-Esto… lo siento yo no quería, enserio.
En ese momento me derrumbé, no podía más, estaba locamente enamorada de Miguel, podría haber estado con él todo este tiempo pero por miedo… mi asqueroso y puto miedo.
David se sentó a mi lado y me abrazó, era lo que más necesitaba.
-Eh, ¿qué te pasa?
-No quiero aburrirte con mis penas…
-No tengo nada mejor que hacer…