- Pues la verdad es que sí, salgo con Carolina, la profesora de infantil.
- ¿No tiene 25 años?
- Sí, pero la edad no importa, creo que es perfecta.
Sus palabras me hirieron un poco pero supongo que es lo mejor para los dos, se escuchó que alguien entraba en la cafetería, alcé la vista, mi madre traía a Nick en brazos.
- ¡Nick! - Lo cogí en brazos.
-Sandra, ponle a mi madre lo que quiera.
Sandra sonrió al ver a Nick y asintió con la cabeza.
- ¿Este es Nick? - Dijo Álvaro acercándose.
- Si - Sonreí.
- Que guapo eres - Dijo con la típica vocecilla que ponemos al hablar con un niño chico.
Nick sonrió y apoyó su cabecita en mi hombro.
- Bueno Marta un placer haberte visto de nuevo.
- Lo mismo digo, si necesitas algo ya sabes donde estoy.
Álvaro me dio dos besos y se marchó.
Me senté al lado de mi madre.
- ¿Quién es?
- Pues... un gran amigo - Sonreí.
- Bueno tienes que darle de comer al pequeñín .
- Sandra por favor pásame de mi bolso un potito - reí.
- ¿Por qué te ríes?
- Nunca pensé que diría esto con mi edad .
- Bueno cariño me tengo que ir a trabajar ya hablamos.
Mi madre se marchó y me dispuse a darle de comer a Nick.
- Vamos a comer ¿ vale ? - Le dije a Nick como si pudiera entenderme -.-
Le terminé de dar de comer y recogí las cosas para irme a casa.
- Bueno Sandra te dejo, que mañana tengo exámen y quiero ponerme a estudiar.
Pedi un taxi y llegué a mi casa, dejé a Nick viendo un video de Los Teletavis y me puse a estudiar.
Al abrir el cuaderno un papel se me cayó y al verlo unas pequeñas lágrimas recorrieron mis mejillas.
Mi queridísima Marta:
Te quiero, y te juro que cada momento que he pasado a tu lado ha sido especial.
Te escribo esta carta sentado en un taburete medio roto, encima de una mesa coja observándote como duermes plácidamente. Estámos locos, ¿como hemos podido escapárnos? Pero sé que todo va a ir bien, que siempre estaremos juntos, jaja que cursi soy, pero es lo que siento.
Te quiero hacer este pequeño regalo como muestra de mi amor, sé que no es un diamante ni oro ni tampoco plata, pero el amor está en los pequeños detalles.
te quiero Nick.
Supongo que la gente dice que siempre encuentras a tu príncipe azul, creo que todavía soy joven para decir que no lo encontraré pero sé que aunque encuentre a ese príncipe nadie será como Nick, porque aunque nuestro noviazgo fue corto fue muy intenso y juraría que llegué a un momento en el que lo amaba tanto que llegó a dolerme.
Miré hacia el salón, Nick tenía los ojos fijos en el televisor, era la viva imagen de su padre, me levanté del escritorio y me senté a su lado, lo puse en mis piernas y lo miré, parecía que a través de sus ojos podía ver a Nick, lo echaba mucho de menos y sabia que si Nick hubiera sobrevivido sería el mejor padre.
Nick señaló al televisor, le había puesto su video favorito y aunque lo había visto mil veces a su lado nunca me cansaba, su cara estaba llena de admiración.
Miré de nuevo el escritorio, intenté dejar a Nick en el sofá pero se puso a llorar, lo volví a coger y lo tumbé en mi pecho, sus ojitos se iban a cerrando.
Lo dejé en su cuna y me puse a estudiar, sobre las once y media de la noche me duché, no cené nada no tenía hambre, me acosté en la cama.
En esa semana era mi cumpleaños y mis amigas me obligaron a salir, fuimos a una discoteca y aunque se me acercaron bastante chicos pero cuando les dije que tenía un hijo se iban, parece que tendré que acostumbrarme a ser madre soltera, por lo menos por un tiempo
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