lunes, 12 de septiembre de 2011

Capitulo 29

Llegue del ginecologo y me puse a hacer unas actividades que me habian mandado, se notaba cada vez mas el cansancio, mi cuerpo ya no era el mismo.
Llame a Álvaro, habia tomado el papel de padre aunque a mi no me hacia mucha gracia.
Mi madre entró en la habitación.
- Hija, ¿Que vas a cenar?
- No se, me apertece algo dulce.
- ¿Algo dulce?
- Sí, ¿has comprado de ese bizcocho de chocolate que siempre compras?
- Si, ¿te traigo un trozo?
- Te lo agradecería.
Mi madre bajo a a por el trozo y en un rato me lo trajo.
- He hablado con el colegio.
- ¿De qué?
- De que va a ser hija, de tu embarazo.
- Bueno, ¿que les has dicho?
- Pues les he dicho que esta va a ser tu última semana.
- ¡¿Que?!
- Hija es mejor no arriesgarse, además vas a poder despertarte más tarde. - sonió.
- Pero mamá deberías habermelo dicho, es mi vida, mamá soy yo la que está embarazada no tú. - estaba un poco enfadada aunque en el fondo mi madre tenía razón.
- Cariño, cálmate, sabes perfectamente que lo mejor para ti es descansar, si hubieras abortado pues...-la corté.
- Mamá ¿cómo pudes ser así? no entiendes que es mi hijo, que una vida está creciendo dentro de mí y que vas a ser abuela y ya no hay marcha atrás.
- Bueno hija, es lo que hay y no quiero discutir más. - Se marchó dando un portazo.
Jugueteé con el trozo de bizcocho tras la discusión no tenía hambre, estaba enfurecida, mi madre no me entendía y si ella no me entendía ¿quién me iba a entender? para colmo tenía el problema de Álvaro, lo quería pero no lo veía como el futuro padre de mi hijo. Echaba de menos a Nick, muchísimo, siempre he tenido en mente darle a mi hijo el mejor cariño peor ¿que le diría si me preguntaba por su padre? Bueno, supongo que cuando me lo pregunte tendré la respuesta.
Me puse el pijama que consitía en una camiseta ancha con un gran elefante y unos pantalones cortos, encendí el ordenador y puse algo de música. Cerré los ojos y me acordé de todos esos momentos que pase con Nick que aunque fueron pocos fueron muy intensos. Finalmente el sueño pudo conmigo.
El despertador sonó a la misma hora de siempre, pero esta vez yo me sentía mala, como si no pudier tirar de mi cuerpo.
- Hija venga que llegas tarde.
- No voy a ir al instituto.
- ¿Que te ocurre?
- Tranquila solo estoy algo cansada se me pasará.
- Hija, vamos al hospital, venga.
- Mamá hazme caso que no me pasa nada, solo estoy cansada, mañana estaré mejor, solo necesito reposo.
- Vale hija, pero por favor si te encuentras peor me lo dices.
- Que si mamá...
Mi madre me dio un beso en la frente y se marchó, me tapé con las sábanas y cerré los ojos, la verdad me dolía un poco la cabeza.
Me desperté sobre las doce y medía y fui al salón a ver la televisión, mi padre estaba trabajando y mi madre también asi que estaba sola.
Sonó la puerta.
- ¿Álvaro, que haces aquí?
- He visto que no has venido a clase y quería saber que te pasaba.
- No me pasa nada solo estoy algo cansada, ¿no tienes clase?
- No, tenía una a las doce pero se han ido de excursión.
- ¿Como se te ocurre venir aquí? Los móviles están para algo.
- Lo sé, pero quería verte, estaba preocupado.
- Bueno, pues ya ves que no me pasa nada ahora, ¿puedes irte?
- Tus padres no están... ¿ a que hora llegan ?
- A las tres pero ¿y si llegan antes?
- Te juro que a las dos ya me he ido.
- Bueno... pasa.
Álvaro entró y se sentó en el salón, vimos un programa.
- Venga son las dos menos cuarto vete.
- Marta eres una borde, encima de que vengo a verte.
- Yo no te lo he pedido.
- Pero si en el fondo te ha gustado - se acercó y me dio un dulce beso en el cuello, otro en la mejilla y finalmente un besazo en los labios.
- Álvaro, por favor vete.
Me levanté y al levantarme sentí un fuerte pinchazo en la barriga.
- ¡¿Marta estás bien?!
- Si, ya se me ha pasado.
- Marta es mejor que nos vayamos a un hospital.
- ¡Que no joder! ¡Soys unos pesados!
Álvaro me miró algo pálido, luego se giró bruscamente y se fué.
Me senté en el sofá, me entraron ganas de vómitar y tube que ir corriendo al cuarto de baño.
Me acosté en la cama a ver si se me pasaba pero lo único que conseguí es que el dolor de la barriga fuer aún más intenso.
Sobre las tres y cuarto mi madre entró en la habitación.
- ¿Qué tal te encuentras?
- Mejor -mentí.
- ¿Quieres que te traiga algo?
- No gracias mamá - Hice un gesto de dolor, era isportable, cada vez me dolía más.
- Hija, ¿que te ocurre?
- Solo ha sido un pichanzo, ya se me ha pasado.
- Hija por favor vamos al hospital puede estar sufriendo tu hisjo.
Al decir eso mi corazón dio un vuelco y me levanté rápidamente de la cama, me puse un chandal y fuimos al hospital.
- Bueno , Marta ya tengo los resultados.
- ¿Le pasa algo a mi hijo?
- No, su hijo está perfectamente, pero algunas mujeres tienen problemas al estar embarazadas por eso lo mejor será pasar la mayor parte del tiempo en la cama, descansando.
- Pero doctor tengo 17 años....
- Lo sé pero esto es así, si no descansas puede que en el embarazo tengas problemas y no pongas solo enriesgo la vida de tu hijo si no la tuya propia también, Marta esto es algo serio, estás embarazada.
- Lo sé doctor, a partir de ahora descansaré.
- Bueno, si te vuelven los pinchanzos tómate estos calmantes, pero solo si te dule mucho.
Mi madre cogió la receta y nos marchamos del hospital, compramos los calmantes.
- Bueno hija ya sabes ahora descanso absoluto, mañana no irás a clase y el sábado ni se te ocurra salir.
- Que si mamá...
Subí a mi habitación y me duché, me puse el pijama y me acosté en la cama.
**********Nueve meses después********
- ¡Venga cariño empuja un poquito más! - Mi madre em sujetaba la mano.
En estos meses todo ha dado un giro por completo, corté con Álvaro, lo nuestro no iba a ninguna parte, mis padres se separaron tras una fuerte discusión y mi padre se mudó a LA.
Y bueno mi pequeño Nick, sí es un chico y tras tantos meses de sufrimiento por fín lo iba a tener entre mis manos.
- Felicidades, es un precioso niño.
El doctor me dio un bebé pequeñito, casi daba miedo tocarlo por si lo podías romper, tenía unos ojos zules preciosos y tenía bastante pelo era oscuro, no paraba de llorar pero como por arte de mágia, cuando lo pusieron cerca de mi corazón se calló.
Lo tenía entre mis brazos, era perfecto y sentía que lo quería más que a nada, sus manitas juguetaban con mi pelo y sus grandes ojos miraban de un lado para otro.
Me lo apartaron despacio y me llevaron a mi habitación, yo solo pedía ver de nuevo a mi pequeñín.
- Hija, lo están preparando ya te lo van a traer tranquila.
- Mamá, ¿has visto que bonito es?
- Sí hija, sí que lo he visto.
Al los pocos minutos ya lo tenía de nuevo entre mis brazos, con uan mantita azul que desprendía un olor muy característico a hospital.
- Hola , ¿donde está el pequeñín?- dijo Laura entrando en la habitación.
Lo miró y casi se pone a llorar, la verdad es que era precioso, me pidió cogerlo y se lo dejé.
- Tiene la misma nariz que tu.
Yo sonreí.
A la semana ya me dieron el alta y la verdad me costó muchísimo retomar los estudios pero pude conseguirlo yendo a unas clases de tarde y trabajando por las mañanas en una cafetería.
- Marta, el chico de la mesa tres quiere un descafeinado.
- Vale, ahoramismo se lo llevo.
Puse el descafeinado y me acerqué a la mesa para dárselo.
- Tome si desca... ¿Álvaro?
- Hola Marta, ¿Qué haces aquí?
- Trabajo aquí.
- Siéntate y cuéntame que hay de ru vida - sonrió.
- Pues no se si puedo...
- Venga Marta la cafaterí esta desierta.
Miré al rededor y era verdad, solo había una pareja de acianos en la otra punta de la cafetería.
Finalmente me senté.
- Por lo que parece ya has tenido al niño.
- Si, ya tienes un mes y medio.
- ¿Al final lo has llamado Nick?
- Si.
Hubo un silencio bastante incómodo.
- Bueno, ¿y que tal te va a tí?
- Muy bien. sigo dando clases en el instituto.
- ¿Y tienes novia? - Alomejor era una pregunta un poco inapropiada pero tenái curiosidad.

1 comentario:

  1. Me ha encantado toda la historia,ha sido preciosa :)
    Que pena que se haya acabado ya....pero me encanta como escribes,y harás más,no?
    Un beso! :D

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